miércoles, 13 de octubre de 2010

Educar en igualdad. Gemma Lienas

A partir de una anécdota en un museo etnológico de Suiza, pretendo hacer notar como la historia ha relegado el saber de las mujeres, los hechos protagonizados por mujeres y a las mujeres mismas a una periferia invisible, tan invisible que resulta inexistente.

La mirada que ha invisibilizado a las mujeres es la mirada androcéntrica, propia de nuestra sociedad y de la mayoría de sociedades del mundo, todas ellas androcéntricas. Esta mirada considera aquello que es masculino el patrón, es decir, universal, mientras que aquello que es femenino lo considera particular, por lo tanto sin validez como norma.

Esta mirada hace que de hombres y de mujeres se esperen cosas diferentes, no en función de su sexo (biológico) sino de su género (cultural y, pues, aprendido).

Así nacen los estereotipos de género, que afectan a la construcción de las personas con respecto a su psicología, a su conducta, a sus roles, a su apariencia física...

Los estereotipos se aprenden básicamente imitando y ensayando a través de la familia, la escuela, los grupos de iguales y los medios de comunicación.

Las niñas y los niños llegan a la escuela con estereotipos de género aprendidos a través de la familia. La escuela puede modificar estos estereotipos pero el profesorado ha de estar preparado si quiere hacerlo. No siempre es fácil si no se ha trabajado previamente y se ha entendido que nuestros cerebros acumulan en el inconsciente –y en el consciente también!- la memoria de 4.000 años de una determinada manera de entender el mundo, la que ha dictado el patriarcado.

Desde los años 70 tenemos escuelas mixtas, pero escuela mixta no significa exactamente que estemos practicando la coeducación.

La coeducación implica dejar a parte los estereotipos para dar la posibilidad a cada persona de desarrollar sus capacidades sin prejuicios previos.

Algunos aspectos importantes a la hora de coeducar son:

- El uso inclusivo y no discriminador del lenguaje.
- Dar modelos para que niñas y niños puedan hacerse imágenes mentales de futuro.
- Trabajar la educación emocional, poniendo especial énfasis en el autocontrol de las emociones y la empatía con respecto a los niños y el desarrollo de la autoestima con respecto a las niñas.
- Enseñar a las criaturas a ser críticas con los mensajes que reciben: de los medios de comunicación, de la publicidad, del cine...
- Trabajar para que las relaciones entre chicas y chicos sean igualitarias y respetuosas.
- Velar para que entre el profesorado tampoco haya estereotipos de género, si no, no servirá de nada el que decimos, puesto que los modelos tienen más peso.

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